ROBO DE IDENTIDAD: UN PROBLEMA REAL
Un cartonero figura en el Veraz por "deudas de otros"
Vive en una humilde casa de Rosario. Para el Banco Central es "deudor irrecuperable".
Un aparente robo de identidad ha convertido en pesadilla la vida de Guillermo Hassan, dedicado a recolectar cartones desde que en 2004 perdió su empleo como personal de limpieza en un hospital de Rosario. Con 43 años y tres hijos a cargo, el hombre relata a Clarín su calvario que lo llevó a acumular una gran deuda —de acuerdo a un informe del Veraz que exhibe— con bancos que, jura, jamás conoció y tarjetas que no utilizó.
El Banco Central lo ubica en la categoría de deudor irrecuperable, y actualmente acumula deuda por 35.800 pesos con Renova, Macro Bansud y tarjeta Naranja.
Los problemas de Hassan comenzaron en abril de 2000. Una cédula lo notificaba sobre una deuda impaga con el Amro Bank por 6.680 dólares. Las intimaciones se multiplicaron: sucursales bancarias de Capital Federal, un lugar que nunca visitó, reclamaban por 150 cheques emitidos sin fondo, tarjetas de crédito impagas y cajas de ahorro vaciadas.
El hombre tiene una copia de la apertura de cuenta del Amro Bank, que tiene todos sus datos: el mismo nombre, idéntico número de documento, igual identificación de CUIL. Apenas se consignaban referencias inexactas en la identificación de sus padres y en la residencia permanente. El supuesto estafador apuntó un domicilio de Capital, donde tiempo después ya no vivía nadie.
Aunque tomaron sus datos, Hassan aclara que jamás perdió su Documento Nacional de Identidad. Es más, muestra el original con su foto de 18 años. Ahora pide ayuda porque ni siquiera puede afrontar los honorarios de un abogado ni el viaje a Buenos Aires, donde está radicada su causa.
"¿Cómo a un simple obrero lo van a habilitar para gastar semejante cantidad de plata?", se pregunta Hassan, preocupado ante la posibilidad de perder su única posesión material: la modesta vivienda en la que vive junto a su familia y en la que acopia cartones para seguir subsistiendo.
Fuente: http://www.clarin.com/diario/2006/09/09/sociedad/s-05403.htm
Un cartonero figura en el Veraz por "deudas de otros"
Vive en una humilde casa de Rosario. Para el Banco Central es "deudor irrecuperable".
Un aparente robo de identidad ha convertido en pesadilla la vida de Guillermo Hassan, dedicado a recolectar cartones desde que en 2004 perdió su empleo como personal de limpieza en un hospital de Rosario. Con 43 años y tres hijos a cargo, el hombre relata a Clarín su calvario que lo llevó a acumular una gran deuda —de acuerdo a un informe del Veraz que exhibe— con bancos que, jura, jamás conoció y tarjetas que no utilizó.
El Banco Central lo ubica en la categoría de deudor irrecuperable, y actualmente acumula deuda por 35.800 pesos con Renova, Macro Bansud y tarjeta Naranja.
Los problemas de Hassan comenzaron en abril de 2000. Una cédula lo notificaba sobre una deuda impaga con el Amro Bank por 6.680 dólares. Las intimaciones se multiplicaron: sucursales bancarias de Capital Federal, un lugar que nunca visitó, reclamaban por 150 cheques emitidos sin fondo, tarjetas de crédito impagas y cajas de ahorro vaciadas.
El hombre tiene una copia de la apertura de cuenta del Amro Bank, que tiene todos sus datos: el mismo nombre, idéntico número de documento, igual identificación de CUIL. Apenas se consignaban referencias inexactas en la identificación de sus padres y en la residencia permanente. El supuesto estafador apuntó un domicilio de Capital, donde tiempo después ya no vivía nadie.
Aunque tomaron sus datos, Hassan aclara que jamás perdió su Documento Nacional de Identidad. Es más, muestra el original con su foto de 18 años. Ahora pide ayuda porque ni siquiera puede afrontar los honorarios de un abogado ni el viaje a Buenos Aires, donde está radicada su causa.
"¿Cómo a un simple obrero lo van a habilitar para gastar semejante cantidad de plata?", se pregunta Hassan, preocupado ante la posibilidad de perder su única posesión material: la modesta vivienda en la que vive junto a su familia y en la que acopia cartones para seguir subsistiendo.
Fuente: http://www.clarin.com/diario/2006/09/09/sociedad/s-05403.htm
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