Inteligencia informática, Seguridad de la Información y Ciber-Guerra
Sin lugar a dudas, cada vez somos más dependientes de la tecnología y las redes computacionales, no solo a nivel hogareño, sino que también en niveles mucho más altos como lo son los empresariales y gubernamentales donde la necesidad de obtener y preservar la información se tornan acciones relevantes.
Bajo este escenario, se generan nuevos desafíos y nuevas estrategias para abordar esos desafíos que, al mismo tiempo, marcan las reglas de un juego donde los recursos tecnológicos, la información y los procesos de inteligencia son las piezas fundamentales para asegurar la continuidad de los negocios (en materia comercial) y la operatividad de proyectos gubernamentales/militares en cualquiera de sus niveles.
Por un lado, porque los ambientes empresariales invierten dinero en nuevas y mejores tecnologías que permitan garantizar la persistencia de sus negocios y evitar que su información llegue a manos de la competencia, cuidándola celosamente a través de esquemas de seguridad que buscan frenar el accionar de sicarios informáticos que a menudo se contratan para realizar espionaje.
Por el otro, los Estados también invierten en tecnologías a través de sus servicios de inteligencia (estatales y militares) dando origen a nuevas formas de obtener información de manera oportuna bajo el empleo de recursos técnicos y diferentes fuentes de información; canalizando así una gran competencia que intenta constantemente avanzar sobre sus enemigos para apoderarse de la información que delate los planes (geopolíticos, militares y económicos) de otras naciones.
Esto hace que inevitablemente, desde un punto de vista particular, quienes nos dedicamos a seguridad de la información debamos canalizar parte de los esfuerzos en agregar al estado del arte ciertas actividades y metodologías que antiguamente sólo se adjudicaban a los servicios de inteligencia.
En este sentido, las iniciativas gubernamentales por proteger sus perímetros tecnológicos reciben especial atención por parte de diferentes Estados que se encuentran involucrados en una guerra que se gesta en un escenario que muchos pueden considerar nuevo, pero que sin embargo no lo es: el virtual, y cuyas estrategias de “combate” se llevan a cabo a puertas cerradas empleando algo tan común en la actualidad como lo es Internet.
Estos combates, no se basan en asesinatos en masa como en una guerra convencional, sino que se basan en aspectos informáticos y tecnológicos. En consecuencia, quienes mejor tecnologías desarrollen y mejor la apliquen, gozaran de la capacidad para obtener mayor y mejor nivel de información. Esta forma de lucha no convencional y a gran escala recibe el nombre de Cyber-Warfare, o según su traducción al español, Ciber-Guerra.
¿De qué estamos hablando? Se trata de la utilización de medios informáticos para llevar a cabo una guerra a través de Internet. Bajo esta perspectiva, se torna necesario recurrir a Inteligencia Informática (CYBINT - Cyber Intelligence).
Desde una perspectiva amplia, la Cyber-Warfare no es diferente a lo que realizan los especialistas en Seguridad de la Información al tratar de diseñar estrategias defensivas, y ofensivas, destinadas a la salvaguarda y protección de la información, ya sea a nivel gubernamental o privado.
¿Podemos decir entonces que quienes nos dedicamos a esto somos soldados de una guerra virtual que se desarrolla a nivel mundial? Yo diría que indirectamente sí. Que formamos parte de una gran guerra virtual que se alimenta de otras más chicas y particulares.
Desde la existencia misma de los servicios de inteligencia, la información pasó a ser el botín de guerra y, al mismo tiempo, el alimento con el que día a día se nutren independientemente de los métodos y mecanismos que se utilicen para su obtención. Entonces es evidentemente la razón por la cual se diseñan mecanismos que permitan obtenerla en tiempo y forma.
Se gestan estrategias y tácticas de combate virtual y hasta hipótesis de conflictos planeadas minuciosamente por analistas de inteligencia y otros personajes del ambiente secreto que se entretienen desde un escritorio diseñando los planes de acción que permitan implantar rumores, acciones de desvío y campañas de propaganda para encubrir cuestiones “beneficiosas” (en el sentido amplio de la palabra) sin llamar la atención de los demás; incluso, a través de malware.
Es entonces que una de las piezas mas importantes de la Cyber-Warfare es la Guerra de información (Information Warfare), o simplemente GI; pero a través de medios informáticos y donde los soldados son personas con amplios conocimientos informáticos que no arriesgan sus vidas en el campo de batalla, sus armas son las computadoras y sus municiones son los bits.
Los servicios de inteligencia lo saben muy bien y siempre estuvieron involucrados en maniobras computacionales destinadas a “saber más de los otros” (personas, gobiernos, empresas…), recurriendo al espionaje informático por medio de acciones que involucran recursos tecnológicos como COMINT (Communications Intelligence) y otras no tanto como HUMINT (Human Intelligence) pero que guardan relación directa con Seguridad de la Información, entre otras actividades propias de la inteligencia militar.
Todas estas cuestiones las vimos directamente aplicadas en conflictos relevantes que se gestaron en los últimos años con casos como los de USA e Israel, Rusia y Estonia, entre otros donde el hacktivismo, el vandalismo informático, las campañas propagandistas y las estrategias de acción psicológicas inundan Internet con el solo hecho de debilitar al oponente.
La primera pregunta que quizás se crea en la mente es ¿por qué utilizar la tecnología de esta forma? Bueno... Sun Tzu lo aclaro de manera excelente cuando todavía no se hablaba de todo esto: “El enemigo que actúa aisladamente, que carece de estrategia y que toma a la ligera a sus adversarios, inevitablemente acabará siendo derrotado”.
# Jorge Mieres
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Bajo este escenario, se generan nuevos desafíos y nuevas estrategias para abordar esos desafíos que, al mismo tiempo, marcan las reglas de un juego donde los recursos tecnológicos, la información y los procesos de inteligencia son las piezas fundamentales para asegurar la continuidad de los negocios (en materia comercial) y la operatividad de proyectos gubernamentales/militares en cualquiera de sus niveles.
Por un lado, porque los ambientes empresariales invierten dinero en nuevas y mejores tecnologías que permitan garantizar la persistencia de sus negocios y evitar que su información llegue a manos de la competencia, cuidándola celosamente a través de esquemas de seguridad que buscan frenar el accionar de sicarios informáticos que a menudo se contratan para realizar espionaje.
Por el otro, los Estados también invierten en tecnologías a través de sus servicios de inteligencia (estatales y militares) dando origen a nuevas formas de obtener información de manera oportuna bajo el empleo de recursos técnicos y diferentes fuentes de información; canalizando así una gran competencia que intenta constantemente avanzar sobre sus enemigos para apoderarse de la información que delate los planes (geopolíticos, militares y económicos) de otras naciones.
Esto hace que inevitablemente, desde un punto de vista particular, quienes nos dedicamos a seguridad de la información debamos canalizar parte de los esfuerzos en agregar al estado del arte ciertas actividades y metodologías que antiguamente sólo se adjudicaban a los servicios de inteligencia.
En este sentido, las iniciativas gubernamentales por proteger sus perímetros tecnológicos reciben especial atención por parte de diferentes Estados que se encuentran involucrados en una guerra que se gesta en un escenario que muchos pueden considerar nuevo, pero que sin embargo no lo es: el virtual, y cuyas estrategias de “combate” se llevan a cabo a puertas cerradas empleando algo tan común en la actualidad como lo es Internet.
Estos combates, no se basan en asesinatos en masa como en una guerra convencional, sino que se basan en aspectos informáticos y tecnológicos. En consecuencia, quienes mejor tecnologías desarrollen y mejor la apliquen, gozaran de la capacidad para obtener mayor y mejor nivel de información. Esta forma de lucha no convencional y a gran escala recibe el nombre de Cyber-Warfare, o según su traducción al español, Ciber-Guerra.
¿De qué estamos hablando? Se trata de la utilización de medios informáticos para llevar a cabo una guerra a través de Internet. Bajo esta perspectiva, se torna necesario recurrir a Inteligencia Informática (CYBINT - Cyber Intelligence).
Desde una perspectiva amplia, la Cyber-Warfare no es diferente a lo que realizan los especialistas en Seguridad de la Información al tratar de diseñar estrategias defensivas, y ofensivas, destinadas a la salvaguarda y protección de la información, ya sea a nivel gubernamental o privado.
¿Podemos decir entonces que quienes nos dedicamos a esto somos soldados de una guerra virtual que se desarrolla a nivel mundial? Yo diría que indirectamente sí. Que formamos parte de una gran guerra virtual que se alimenta de otras más chicas y particulares.
Desde la existencia misma de los servicios de inteligencia, la información pasó a ser el botín de guerra y, al mismo tiempo, el alimento con el que día a día se nutren independientemente de los métodos y mecanismos que se utilicen para su obtención. Entonces es evidentemente la razón por la cual se diseñan mecanismos que permitan obtenerla en tiempo y forma.
Se gestan estrategias y tácticas de combate virtual y hasta hipótesis de conflictos planeadas minuciosamente por analistas de inteligencia y otros personajes del ambiente secreto que se entretienen desde un escritorio diseñando los planes de acción que permitan implantar rumores, acciones de desvío y campañas de propaganda para encubrir cuestiones “beneficiosas” (en el sentido amplio de la palabra) sin llamar la atención de los demás; incluso, a través de malware.
Es entonces que una de las piezas mas importantes de la Cyber-Warfare es la Guerra de información (Information Warfare), o simplemente GI; pero a través de medios informáticos y donde los soldados son personas con amplios conocimientos informáticos que no arriesgan sus vidas en el campo de batalla, sus armas son las computadoras y sus municiones son los bits.
Los servicios de inteligencia lo saben muy bien y siempre estuvieron involucrados en maniobras computacionales destinadas a “saber más de los otros” (personas, gobiernos, empresas…), recurriendo al espionaje informático por medio de acciones que involucran recursos tecnológicos como COMINT (Communications Intelligence) y otras no tanto como HUMINT (Human Intelligence) pero que guardan relación directa con Seguridad de la Información, entre otras actividades propias de la inteligencia militar.
Todas estas cuestiones las vimos directamente aplicadas en conflictos relevantes que se gestaron en los últimos años con casos como los de USA e Israel, Rusia y Estonia, entre otros donde el hacktivismo, el vandalismo informático, las campañas propagandistas y las estrategias de acción psicológicas inundan Internet con el solo hecho de debilitar al oponente.
La primera pregunta que quizás se crea en la mente es ¿por qué utilizar la tecnología de esta forma? Bueno... Sun Tzu lo aclaro de manera excelente cuando todavía no se hablaba de todo esto: “El enemigo que actúa aisladamente, que carece de estrategia y que toma a la ligera a sus adversarios, inevitablemente acabará siendo derrotado”.
# Jorge Mieres